AÑO DE LA TORMENTA ELECTRICA AZUL
El 26 de Julio de 2008, comienza un nuevo año en el calendario maya, “Tormenta Eléctrica Azul”, muy propio para catalizar el buen uso de nuestra energía y así autogenerar nuestra propia transformación para que podamos brindar un mejor servicio, con el fin o propósito de evolucionar y buscar el poder sincrónico con la Tierra, que es nuestra nave circunpolar de luz arcoíris.
Necesario para poder atender la necesidad de cambiar nuestra forma de pensar y de vivir en el planeta azul, que ya está en pleno Ascenso.
Viento Rítmico Blanco
El legado de las profecías Maya
El mundo parece haber entrado en una carrera bélica de la que nadie sabe bien como se saldrá. Miles de años atrás, el calendario de la civilización Maya nos hacía una profecía al respecto, que es importante conocer para que, individualmente, hagamos todo lo posible por cambiar el curso de la historia.
En el último milenio, una gran civilización de científicos, artistas y guerreros, y más de 12 millones de fuertes personas, abandonaron precipitadamente su mundo.
Eran los Mayas, gente con una gran visión, cuyas ciudades y templos se encuentran a lo largo de la Península de Yucatan, pero tragados por la tierra.
Sus grandes centros cívicos, templos de adoración, casas y asentamientos, se encuentran enterrados junto a grandes obras de arte, cerámicas y arados.
Uno de los mayores logros, que coronó su avanzada civilización, es el calendario Maya.
Aún hoy este calendario es un rompecabezas para los eruditos modernos, pero puede también servirnos como una advertencia con respecto a la destrucción de nuestra propia civilización.
Según sostienen los especialistas, el calendario Maya es una de las maravillas del mundo.
Es tan exacto en términos de capacidad de contabilidad, que incluso pone en ridículo nuestro propio calendario.
Para los Mayas, el tiempo era cíclico. Así, uno siempre vuelve y completa su ciclo.
Ellos tenían un importante ciclo que comenzó en 3113 A.C., y que va a terminar el 12 de diciembre de 2012. En su tiempo, creyeron que para ese momento habría un repentino revés en el campo magnético de la tierra.
Los Mayas contaban los días según dos calendarios, uno de un año "vago" de 365 días y otro de un ciclo más corto de 260 días. Cada día tenía dos nombres, uno según cada calendario, de modo que la misma combinación de nombres no se repitiera por 52 años.
Cuando uno de estos 52 períodos de año acabaran, saldrían de sus ciudades e irían a las colinas circundantes y mirarían ansiosamente las estrellas. El signo que buscaban era el grupo de estrellas de las Pléyades.
El aspecto de estas estrellas significaba que los cielos no habían parado de dar vuelta, y que nuevamente se levantaría el sol. Así, celebraron el nacimiento del nuevo 'siglo' con una gran fiesta y muchos fuegos, simbolizando el renacimiento del mundo.
Muchos antiguos documentos mayas fueron destruidos en los años de la ocupación española.
Los españoles estaban fascinados y a la vez horrorizados de todo lo que habían encontraron en este "nuevo mundo". Miraban a la religión Maya, con el sacrificio humano incluido, como algo bárbaro y satánico.
Por eso, buscaron destruir todo sin dejar un solo rastro. Así, bibliotecas enteras de importantes y llamativos libros fueron quemadas, y los Mayas que no morían de enfermedad, hambre, o explotación laboral, eran convertido al catolicismo.
Pero afortunadamente, no todos los españoles tuvieron esa actitud frente a los Mayas.
Algunos de ellos, como Bernadino Sahagun, se hicieron amigos de los nativos y procuraron registrar para la posteridad todas sus creencia, ideas, y tradicionales.
Además, algunos libros y reliquias preciadas de los Mayas sobrevivieron a la destrucción, siendo ocultadas por los mismos Mayas o exportadas a Europa como presentes para la Corona Española. El más importante de éstos era un libro llamado el Dresden Codex, denominado así después de ser encontrado en una biblioteca semi destruida. Este extraño libro, lleno de jeroglíficos, fue escrito por Mayas indios.
En 1880, un brillante erudito alemán leyó el Dresden Codex y desentraño el código del calendario Maya, permitiendo traducir muchas de las antiguas inscripciones que fueron encontradas grabadas en fuertes, casas, y artefactos Mayas.
Este antiguo libro Maya fue utilizado por la astronomía moderna, proporcionando detalladas tablas de eclipses lunares y de otros fenómenos.
En 1986, Maurice Cotterell llevó adelante una revolucionaria teoría referente a los ciclos de la astrología y del sol.
Esto se debía a que durante varios años sospechó que el campo magnético del sol tenía consecuencia para la vida en la tierra. Y al estudiar Dresden Codex, descubrió que el calendario Maya no era nada arbitrario, sino basado en el conocimiento del sistema solar.
Lo que aclara la obsesión Maya por concentrarse en los largos ciclos del tiempo y su creencia en la subida y caída de las cuatro edades anteriores del hombre.
Como el tiempo Maya era cíclico, los efectos eran pensados para que eventualmente, y potencialmente, se repitiesen.
Así, se tienen todos estos variados ciclos de forma conjunta. Ciertos días eran considerados desafortunados, pero otros eran considerados muy buenos. Era como mirar un horóscopo. Para los Mayas, ciertos años eran buenos y ciertos años eran malos.
También creyeron encontrar “bloques” de 20 años, llamados katuns, que eran considerados buenos o malos. Cada bloque de tiempo, y su respectiva 'personalidad' para bien o para mal, para bonanza o hambre, se determinaban según el tipo de dientes que se podían observar en los calendarios.
Al mirar el calendario, se puede observar que los Mayas podrían no solo ver en qué día o año estaban, sino también todo lo referente al período de 20 años en el cual se encontraban, y el que debía venir. Así, se podía haber previsto el mismo final de la civilización Maya, ya que en cierta forma se podría ver al derrumbamiento Maya como un simple proceso del paso del tiempo.
En otras palabras, ellos previeron que el proceso de destrucción iba a ser un importante problema al que no podrían sobrevivir, y fue también por ello que no esforzaron demasiado en hacerlo.
El derrumbamiento Maya se relacionaba con un cambio de katun y era asociado con los cambios de la tierra por acontecimientos naturales, como el fuego o el agua.
Según se comenta, existen evidencias que relacionan la civilización Maya con el mítico continente perdido de la Atlántida, el cual se cree que se destruyó por una serie de catástrofes naturales.
Los Mayas creían que el mundo había sido destruido cuatro veces antes. Primero por el agua, segundo por el viento y tercero por los cambios del fuego y de la tierra. Creyeron que al final de cada etapa había una época de caos, y entonces un período de reconstrucció n, al tiempo que una nueva etapa comenzaba. Sin embargo, si creemos en esta lógica Maya, el año 2012, sería la quinta y final etapa del hombre. Es decir que nuestros días estarían contados.
Sin embargo, la mayoría de los eruditos no creen que estemos en nuestros días finales, aunque si piensan que los años próximos años la tierra se encontrará muy agitada. Estamos experimentando muchos de los mismos problemas de los Mayas.
Nuestra población está aumentando y las demandas a nuestro ambiente están agotando sus recursos. Muchos creen que no podremos continuar de la misma manera en que vivimos en la actualidad.
Los expertos, nos sugieren aprender de los Mayas, para que la historia no se repita. Los Mayas vivían en el borde ecológico, ya que explotaban indiscriminadamente su medio ambiente y tenían una enorme base de población.
Todo lo que faltaba para que el sistema entero desapareciera, era un desequilibrio repentino, como fue la invasión colonial.
Ahora, cualquier guerra que se desate, junto con el tiempo en que vivimos, podría ser una peligrosa combinación que podría conducir a una declinación rápida y al derrumbamiento de la civilización.
Aunque la fecha del año 2012 está grabada fuertemente en la antigua piedra, la mayoría de los actuales sabios sugieren que los Mayas nos legaron una advertencia y no una profecía.
No es demasiado tarde para cambiar el curso de la historia, pero el tiempo está corriendo, y se hace inminente que, individualmente y como humanidad, encontremos el camino de la paz y el amor mutuo.
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1 comentario:
Esataba dormido y desperté con esa palabra tormenta electríca azul, me levanté abrí internet y me encuentro con tu publicación. si siento y sé que estamos en un proceso de caos y que debemos decir y expandir por todos los medios que la humanidad debe buscarse así misma en su profundo ser y lograr transformaciones existenciales adecuadas.
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