MEDITACION PARA GAIA EN ESTAS NAVIDADES

Por Kerstin Unger-Salén
Considera esta imagen durante una de las meditaciones que realizas regularmente para ayudar a la Tierra en su proceso de auto-sanación.

Te encuentras viajando por las inmensidades del espacio exterior, contemplando el planeta Tierra. Es la mayor joya del firmamento, con su halo de luz brillante, cruzando con elegancia la Vía Láctea. Te sentirás profundamente agradecido por haber nacido en este extraordinario planeta y sabrás que éste es tu hogar. Mientras contemplas la Tierra desde la distancia, te das cuentas de que ella te está contemplando también a ti. Un diálogo silencioso tiene entonces lugar. Escuchas sus peticiones, sientes sus problemas y comprendes lo que ella sabe.

Contemplando la Tierra, percibes su valor único, ves una magnífica bola repleta de vida. Distingues las cimas de las montañas más altas a través de las nubes, los profundos océanos azules, el desierto, las selvas, las tierras fértiles y las ciudades. Tú sabes que compartes este lugar con más de 6 mil millones de seres humanos y billones de seres vivos. La vida depende de la Tierra y por lo tanto sus necesidades son también las nuestras. Todo es uno.

Ahora te sientes abrumado por un cierto pesar al pensar en los daños que hemos causado al olvidar que la vida es sagrada.

Ve más allá y aprecia el aspecto que tiene nuestra Madre Tierra cuando todo va bien. Aprecia su belleza intrínseca. Visualiza la unidad del planeta y cómo todo el mundo está ocupado en realizar lo que es necesario hacer. Contempla la sonrisa en sus rostros al haber recuperado su sentido la vida.

Toma conciencia ahora de como brotan flores en todos los prados y aparecen setas entre las hojas y el musgo de los extensos bosques. Respira el aire fresco y puro. Observa la expresión de las especies en peligro de extinción al regresar seguras a sus hábitats naturales, viviendo ahora sin miedo a la extinción. Mira el oso polar con sus oseznos recién nacidos, los gorilas jugando en la selva y los pájaros de colores exóticos haciendo sus nidos en todas partes. Mira los delfines brincando en el mar, jugando placenteramente mientras bancos de peces prosperan en los arrecifes de coral.

La capa protectora de ozono está volviendo a crecer y el agujero/la herida ha sanado. Los glaciares ya no se están derritiendo y han retomado su tarea de alimentar a los ríos y almacenar aguas para la estación seca. La corriente del Golfo ha retomado su viejo curso. Los leñadores han iniciado plantaciones en lugar de destruir la selva, el Amazonas prospera y no quedan residuos de dióxido de carbono en el aire. Los niños no nacen con cáncer.

Los gusanos de tierra están muy ocupados preparando el suelo, que ha sido descompuesto y al que se le han devuelto sus nutrientes. En las escuelas, los niños cultivan sus propios huertos y se pueden oír sus risas por entre las hileras de tomateras. Ningún estudiante se graduará sin saber cómo cultivar sus propias verduras.

Las vacas pastan en prados verdes y se les permite tener a sus terneros con ellas. La agricultura industrial ha sido prohibida. Las gallinas están al exterior, en amplios corrales y pueden libremente pernoctar en el interior. Los cerdos están sueltos, correteando por los bosques, buscando bellotas y nueces. Los alimentos tienen un sabor riquísimo, fresco y natural. La vida es fácil y el granjero, rico.

La gente ha adoptado un modelo de colaboración y atrás han quedado los días de dura competitividad y guerra. Tú y yo podemos respirar con alivio, nos unimos y conseguimos transformar una potencial pesadilla en un sueño hecho realidad. Todo está seguro, el planeta puede respirar y nosotros estamos despiertos y vivos. Un nuevo ciclo ha comenzado.

Reza por ello y mantén tu mente enfocada en restaurar la salud de nuestro planeta. Nuestra intención colectiva ya ha comenzado. Por favor, únete a nosotros y sé una parte del todo. La tierra y el espíritu son uno.
Gracias E.A.C.
Namasté.