Punto de encuentro para el que busca la Luz, su esencia, su sexto sentido. Es para quien siente la inquietud de crecer y despertar su consciencia. Inquietud por encontrar la espiritualidad intrínseca que tiene por naturaleza y su expresión en la vida y más allá de lo que ven nuestros sentidos físicos y nuestras estructuras adquiridas y aprendidas.

jueves, 18 de septiembre de 2008

PRACTICA LA DISCRECIÓN

La energía del Yo Infinito es la energía del Iniciado. Nadie va a entenderla desde la lógica, porque existe fuera de esos parámetros. Una vez que has empezado a sentirla, intuitiva y espiritualmente, no serás capaz de explicarla a los otros, y, en verdad, no podrás mostrársela a nadie. El mero hecho de que intentes mostrarla a alguien o explicarla, quiere decir que no está. Es invisible, es un poder silencioso. Es saber sin hablar. Es actuar sin requerir confirmación de los observadores. Es hacer sin esfuerzo. Puede que esto no satisfaga al ego, pero es la realidad del poder. No puedes blandirlo. Si lo haces, te vuelves satánico. Una energía satánica es de efectividad limitada, y al final se da la vuelta y te muerde; y desciendes a un destino oscuro.

Si tienes el poder, intentar mostrarlo es un viaje egóico. La espada invisible se te cae, se desliza entre tus dedos, cortándote al tiempo que te deja. Es como la espada del Rey Arturo, Excalibur. La espada surge de la Dama del Lago, de la feminidad, del silencio, del plácido lago. Entonces, a causa de la confrontación, las guerras y el mal uso, Excalibur cae de las manos del rey y vuelve al lago. El poder infinito es un poder silencioso.

Si tienes que defenderte y explicarte a ti mismo, estás perdido. Como mucho puedes decir:

“No sé nada”.
“¿Qué estás haciendo?”
“No hago nada”
“¿Por qué te levantas a las cuatro de la mañana?”

“Lo hago así. Me siento mejor por la mañana temprano”. No puedes hacer exhibición del poder, porque entonces tu deseo de poder y de admiradores proviene del punto de vista del ego. Si no estás blandiendo el poder, si no estableces observadores, si no caes en la trampa común de tener gente que observa tu espiritualidad, tu santidad, tu bondad, entonces puedes ser invisible. Podrías tener un conocimiento inmenso, un inmenso poder, una bondad magnífica, pero cuando paseas por la calle la gente no sabe si eres el mayor iniciado que ha existido o sólo el tipo que trabaja en el almacén de al lado.

Puedes estar dentro de ti sin promocionarte, sin intentar elevarte, sin buscar reconocimiento. Y no tienes que defender el poder. El poder es indefendible. Así que no entres en discusiones con la gente, no te molestes en argumentar, y no hables acerca de ti. Sé misterioso, no hables sobre tu camino. Es como tener un ramillete de mariposas bajo tu sombrero. Son bellas y coloridas, y crean energía. Si te sacas el sombrero para enseñárselas a los demás, se van volando. Así que, de ahora en adelante, tienes que aprender a interiorizar lo que sabes y tu propia vida.

Interiorizar tu vida es el proceso que describí antes en el cual empiezas a ver la vida exterior como signos, símbolos, mensajes y postes indicadores. Conforme interiorizas el poder, no puedes aferrarte a él. Siempre has de permitirle fluir a través de ti, como un viento dorado. El poder ha de fluir y seguro que no vas a salir por ahí a intentar encontrar conversos. No necesitas publicidad; si tienes percepción, actúas en silencio. Quédate en silencio y el poder se duplica y se reduplica.

Por lo tanto, no te defiendas y tampoco te expliques a ti mismo. Cuando te digan: “¿Qué haces?”, sólo sonríe y no digas nada. En la autodefensa, en la explicación, estás disculpándote. No tienes que pedir disculpas por el hecho de decidir tomarte la vida de modo sagrado. No tienes que pedir perdón por el hecho de estar silenciosamente caminando del ego a Dios.

Si dañas a alguien, puedes decirle, “Lo siento ”. Pero lo que quiero decir es que no te disculpes por tus acciones, ni por tus creencias. No pidas disculpas por el hecho de ser diferente. Por haber tomado el camino , tu energía crece muy rápido, y pronto estarás distanciado de la vida humana ordinaria. Actúas de modo diferente. Tu percepción del mundo y de tu vida cambia. El Yo infinito te enseña lo que no puedes hallar en los libros, y comienzas a operar desde un poder silencioso y una consciencia más elevada, que no es como la gente ordinaria opera.

Cuando estás en tu camino sagrado, no tienes que venderte a nadie, ni convertirlos tampoco, Explicando el poder, lo disminuyes. Mostrándolo a otros estás diciendo que no lo crees, que no es verdad, que no es real, que no eres tú. Así que no hagas nada de esto. Sólo interiorízalo en silencio, y entérate de que está creciendo. Cuando no sientes cómo crece es cuando está creciendo más. Cuando te enganchas con el ego y piensas que lo estás haciendo fantásticamente bien, estás poniéndote tus ropas color azafrán y haciendo sonar tu campanita, y todo el mundo está mirando tus excentricidades; eso es cuando no estás creciendo, porque estás directamente en el terreno del ego. Tener observadores y admiradores, gente que te mira y dice “¿No es él maravilloso? ¿No es increíble?”, es una necesidad para el ego, pero no tiene valor en el mundo del Yo infinito.

Lleva el poder adentro y guárdalo. No lo defiendas, no te disculpes por él, y no intentes dar explicaciones a la gente. Sólo haz lo que haces. El viaje es interior. Es el acto de hacer tu vida sagrada.

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