Los dos mundos, el exterior y el interior, la via de la razóny los sentidos y los caminos subterráneos del espíritu. ¿ Cómo se puede vivir al mismo tiempo en esas dos vías? ¿ Regar esos dos cauces del río?¿Podemos elegir entre bajar o quedarnos arriba?. Esta doble ciudadanía a veces nos lleva a pensar que lo mejor que se puede hacer es apartarse del mundo exterior y apartarse de las tareas y obligaciones que se desprenden de él. Sin embargo quizá este no sea el mejor camino puesto que es nuestra única cuerda atada al tobillo y atender a este mundo nos hace trabajar colgados boca abajo en nuestro mundo subterráneo. Así creamos la tensión y el equilibrio '' de otro mundo'' que nos da la estabilidad al fin. Somos de los dos mundos. Pertenecemos a ambos mundos y ahí es justo donde nos ensanchamos y crecemos. Y debemos vivir en los dos con el entusiasmo y el silencio que requieren respectivamente. Y cuando caminamos perdidos, cuando vagabundeamos por el mundo exterior una gran fuerza interior nos ama y nos estrecha apretadamente en su pecho. Podemos vagar sin rumbo pero somos amados. No somos ricos pero nos dan de comer.La sabiduría la vamos adquiriendo a medida que conjugamos esta danza de contrarios. En todo lo que vive, la pérdida lleva consigo una ganancia. Nuestra tarea es interpretar este ciclo y vivirlo arriba pero enraizando bien hondo en nuestra amorosa familia subterránea que nos acoge en sus brazos y nos presta su ayuda.
( Para mis familias, que habitan tanto en las raíces como las copas )
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1 comentario:
Gracias por describir así nuestras grandes y humildes familias.Bssss: "La Pelirroja". C.M.M.
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