La integridad es como un doble casco de tu navío.
Es ahí donde tu pensamiento, tus emociones y tus sensaciones físicas armonizan con tus actos y conductas.
Por ejemplo, creas integridad cuando lo que dices de una persona es exactamente lo que piensas y sientes acerca de ella.
Abandonas la integridad cuando piensas y sientes algo distinto de aquello que expresas.
El reto que se presenta aquí es el de encontrar la manera de unir la franqueza y la cordialidad en tu expresión cuando debes enfrentarte a un conflicto. Poseer este doble casco implica que puedes superar las rocas y las tormentas a las que se enfrenta tu navío.
domingo, 24 de mayo de 2009
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1 comentario:
Gracias. Javier.
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